Ahora es el momento, ni antes ni después
Se te abre el pecho y desborda el corazón
Porque sentir es un destino quieto, actual.
Es una fortaleza de papel, o cristal, o roca
Que explota a cada instante y reaparece.
Se defiende a costa de cualquier precio
Para no sucumbir al tiempo, pero muere
Su suerte es vana, fútil, trivial, casi fugaz
Es una suerte de desperdicio, de basural
Que se pudre en menos que canta el gallo.
Es como un hilo débil sacudido por el viento
Que se corta por lo sano sin remedio alguno.
Prudente del acoso constante de las horas
Fallece suplicando a dioses o a extraños
Recibir la bendición de un efímero recuerdo
Presente, tal vez el regalo que ya tenemos
Quizás sin saber de dónde viene, ni por qué,
Ni como aparece, o se va de la conciencia.
El obsequio de una vida, que generosamente
Encuentra el consuelo en renacer a cada rato.
Ese presente, el mío, el tuyo y el de todos
Es común, abundante, pródigo, concreto
Es tangible hasta sentir que ya se nos fue.
Puntal de las voces que inventan quimeras
Para crear futuros mejores que los pasados.
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